Segunda parte de la entrevista al escritor peruano Augusto Fontanarrosa


Segunda parte de la entrevista a Augusto Fontanarrosa para la revista Diletante.

 

POR JAVIER ARROYO

 

Imagen de Script

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           Entrevista hecha vía telefónica el 5 de diciembre de 2013.


 

 

J.- Tengo una pregunta obligada, seguro la has contestado muchas ocasiones, ¿Cómo te hiciste escritor y por qué? 

A.- Escritor no me considero, es un adjetivo que pesa y pesa mucho. No podría dormir sabiendo que soy un escritor. Me considero narrador, cronista y quizá, periodista cultural. No sé. Es decir, me apasiona de sobremanera escribir sobre los problemas o injusticias que nos aquejan. Pero también, sobre las cosas simples y sutiles de la vida cotidiana. Siempre escribo, no hay día en que no me asalte la idea de plasmar algo, lo que sea en el papel. Ya se me olvidó tu pregunta… [Risas]

J.- ¿Por qué escribes y cómo te hiciste un narrador? 

A.- ¡Cierto! Porque me di cuenta en la primera adolescencia, que me expresaba mejor escribiendo; las personas me entendían mejor leyéndome. Y por supuesto, acomodaba mejor mis ideas en el papel que en la cabeza. Narrador me hice escribiendo. Todo lo escribía. Diario llegaba a casa y escribía. Miraba por la ventana y escribía lo que pasaba. Fue como un juego al principio. 

J.- ¿Escribes a mano, en máquina de escribir o en computadora? 

A.- A mano, por supuesto. Es una absoluta belleza sentir el papel y la mano deslizándose por encima de él. Es un placer del que ha rehuido la humanidad por ignorancia. ¿Sabes el dolor que siento al ver personas de todas las edades, perder su tiempo y su vida en un estúpido aparato celular? 

J.- La vida se les pasa en una pequeña pantalla. Las bellezas de la vida suceden cuando se está idiotizado en esos aparatos inanimados…

A.- Y en muchas cosas más, ¿no es verdad? En anhelar algo toda la vida, en vivir en el pasado o el futuro, en un trabajo que detestamos, criticando, odiando, sentados viendo el televisor y en el miedo: miedo de ser nosotros mismos, miedo de hacer lo que amamos, miedo a vivir. 

J.- ¿Le temes a algo verdaderamente?

A.- Sí… [Se escucha un suspiro hondo seguido de un silencio] A que un día hayan talado todos los árboles, contaminado la última gota de agua, a que los animales sólo sean un recuerdo, a que el aire limpio de comercie. A eso sí que le tengo pavor. Pero, ¿sabes? Padezco de esperanza, y sé, que la naturaleza es muy sabia y que un día se va a sacudir las pulgas. 

J.- Muy cierto. Pasando a otro tema, si me lo permites, ¿A qué le dedicas el tiempo libre, cuáles son tus pasatiempos, tus vicios? 

A.- Buena pregunta, casi nadie me lo cuestiona. Me apasiona el ajedrez. En la juventud me pasó por la cabeza ser jugador profesional. Caminar es el mejor ejercicio para mí y si es acompañado de una buena charla, ¡qué mejor! Leer, por supuesto. Le dedico mucho tiempo. Y cocinar. No hay mayor recompensa en esta vida que comerte lo que prepararon tus manos.

SEGUNDA PARTE DE LA ENTREVISTA.


 

Augusto FontanarrosaNació en una tarde lluviosa en el Perú. De niño jugaba a ser árbol o pájaro. Trabajó como periodista y locutor de radio. Ensayista y defensor incansable de la naturaleza. Viajó por América Latina, Asia, Europa. Pasa la mitad del año en su casa de campo escribiendo, jugando al ajedrez y haciendo Tai Chi. El resto del año el encuentro inevitable y muchas veces dulce: la ciudad. 

 

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